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Cuervoso: el joven que estudió en Chiloé y que hoy lucha en el frente de guerra como soldado ucraniano

Sebastián Vackflores (28), quien vivió en la Isla desde los 7 hasta los 19 años, relata cómo decidió sumarse al conflicto bélico, primero enviando ayuda desde Chile para Ucrania y luego en el terreno de batalla ante los rusos.
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Viviana González Rodríguez

La historia escribirá que el 24 febrero de 2022 Rusia invadió Ucrania, lo que terminó por generar un conflicto geopolítico global, donde distintas naciones del mundo fueron en ayuda de los ucranianos, mientras la comunidad internacional buscaba sancionar a Vladímir Putin.

Pero también se contará que dentro de las filas de cientos de miles de ucranianos que se enrolaron al ejército para defender su patria, un chileno con arraigo casi la mitad de su vida en la Isla, ingresó a las filas como un soldado más y no como mercenario.

Se trata de Sebastián Vackflores (28), quien vivió en Chiloé desde los 7 hasta los 19 años y que realizó sus estudios de básica en la Escuela Rural de Huillinco, en Chonchi, y que cursó la media en el Liceo Politécnico de Castro.

Tras egresar, Sebastián rinde la Prueba de Selección Universitaria (PSU) en el 2014. No obstante, se decide e ingresa a la Escuela Militar en el 2015 en Santiago. En el 2018 forma parte del equipo de Habilidades Militares y participa de competencias en el extranjero, por ejemplo, en México, Estados Unidos y hoy en día, si estuviera en Chile, sería teniente del Ejército.

La idea

Desde chico le gustó mucho la historia y prueba de ello es que cuando rindió la PSU, obtuvo el mejor puntaje de la provincia en dicha materia.

"El 2008 y 2009 vi cómo Ucrania había estado luchando por años para conseguir su independencia y luchando contra una presión cultural, donde el imperio ruso les había quitado y prohibido su propio idioma y eso siempre me llamó la atención", narra a este medio el soldado que por estos días se encuentra en Kiev, capital ucraniana.

Pasan los años y cuando en el 2014 Rusia invadió Crimea desestabilizando la región del Donbás y Lugansk, Vackflores sintió que la comunidad internacional debió hacer "algo, pero yo tampoco no tenía mucho qué hacer ahí".

Pasaban los años y su inquietud por Ucrania continuaba en aumento. Ya en el 2020, en plena pandemia, Cuervoso, como es conocido en el mundo militar ucraniano, recuerda que comenzó a conocer a personas de ese país y de a poco, esta zona invadida europea, empieza a tener sentido para Sebastián: "Una cosa es saber las cifras políticas, históricas y culturales, y otra cosa es lograr conectar con la gente de Ucrania y por ahí comenzó mi relación con el país".

De ahí en adelante, los lazos se estrecharían cada vez más y cuando ocurrió la "invasión a gran escala (febrero 2022) conversaba con ellos (sus conocidos) todos los días y me contaban que estaban en un refugio y me dije 'tengo que ir a ayudar' y me dediqué todo el 2022 a enviar dinero y equipamiento táctico", remarca, tomando la decisión de viajar a Ucrania a entregar sus donaciones para los militares locales considerando que los rusos los sobrepasaban ampliamente en equipamiento.

Estando allá, el joven se da cuenta y siente lo bien que lo trata la gente "y después de ver la cara de las personas y de cómo me trataron dije: creo que puedo ser de más ayuda en Ucrania que en Chile".

Y así, en un viaje precisamente de entrega de equipamiento, sus amigos quedaron varados en Polonia, ante lo cual Cuervoso decide emprender rumbo en solitario a entregar personalmente su donación y cruza la frontera polaca, a fin de que el equipamiento táctico no se perdiera.

"Agarré mis cosas y viajé desde Alemania a Polonia y ahí crucé y entregué todo junto a una ONG y luego me dediqué a entrenar legionarios en la zona y posteriormente, volví a Chile y decidí regresar, pero como combatiente", explica.

Conexiones

Este giro, como comenta, se debe a que había logrado establecer conexiones con ucranianos e, incluso le "llegaron cartas de invitaciones de distintas unidades (militares)" y decide unirse el ejército ucraniano como un soldado más, firmando un contrato igual que sus pares de allá y por ende, recibe el mismo sueldo, precisando que si estuviese en Chile, ganaría más dinero.

Al cumplirse un año de la invasión rusa, Sebastián arriba a Kiev, en pleno invierno del hemisferio norte y pasa tres días en una base militar colaborando en temas logísticos.

-En este tiempo, ¿qué te llamó más la atención?

-He estado cinco meses en el frente y en una ocasión era comandante de una unidad internacional antes de ser transferido a una unidad más especializada y he visto de todo: heridos, he tratado a heridos, he visto gente morir y todo lo que ocurre en un guerra. Por ejemplo, un día hablas con gente y al día siguiente te llaman para decirte que falleció y también he visto cómo se arman lazos de amistad que son más fuertes de lo que uno podría ver en la vida, como por ejemplo, ver cómo se apoyan unos con otros, porque al final la guerra saca lo mejor y lo peor de la gente.

-¿Y no te da miedo morir en un lugar que no sea tu patria?

-O sea, no soy fan de querer morir. Creo que al final una persona lo que se debería preguntar, no es si lo que hago es peligroso, sino si lo que hago o no es bueno o malo, que es lo que en realidad importa.

-¿Qué tan cierto es cuando se habla de toda la ayuda internacional que ha recibido Ucrania?

-Cuando dicen, por ejemplo, que Estados Unidos envió 60 mil millones de dólares en ayuda, en realidad no se refieren a que sea monetariamente, sino que es el valor del equipamiento que envían y gracias a eso Ucrania se mantiene, porque la mayoría del armamento que se ocupa viene del extranjero. El mismo fusil que yo ocupaba al principio era polaco y después empecé a usar uno estadounidense. Tenemos artillería de Estados Unidos y tanques alemanes, por ejemplo.

-¿Fuiste objeto de un ataque de drones rusos?

-Varias veces, pero el último que fue el que me hirió. Fue en realidad una emboscada donde combinaron drones, fuego de artillería y armas ligeras (infantería). Y al principio fui herido por una granada lanzada por un dron y en segunda instancia, fui herido por un mortero de 82 milímetros, que cayó cerca de mí y fue dirigido por un dron mientras le daba cobertura a mi equipo para que ellos pudieran replegarse.

Situación actual

Desde el 7 de octubre, fecha cuando comienza el conflicto en Medio Oriente entre Israel y Gaza, la cobertura mediática pasó a tener el foco en dicha zona del planeta; sin embargo, Ucrania y Rusia continuaban librando batallas en distintos frentes.

Bajo este nuevo escenario geopolítico mundial, Cuervoso dice que no es quién para hablar por un país (Ucrania), pero lo que sí puede señalar, "porque lo he visto es que en los últimos dos o tres meses, que debido a la escasez de apoyo internacional, Rusia se ha fortalecido y han aprovechado de empujar más ciertas áreas de los frentes donde ellos han estudiado que hay debilidades y han ganado terreno", como por ejemplo, ciudades alrededores de Donetsk.

Aquello queda reflejado, según lo que relata el militar chileno, en el poderío de fuego, en la artillería, donde Rusia puede saturar una zona con miles de cohetes por día, mientras que "nosotros, disparamos solamente a objetivos".

Igualmente, Vackflores cuenta que con este nuevo escenario esperan ofensivas rusas en otros sectores ucranianos y que por ello, se han estado reforzando, pero por sobre todo, asegura que lo más importante es mantenerse firme, con la moral en alto y que no decaiga la voluntad de lucha de los soldados.

Recuerdos de guerra

La fuente relata que en este tiempo, desde que comenzó la invasión, la preocupación mundial también proliferó, sobre todo a través de la gran cantidad de propaganda rusa que circula "tergiversando la realidad para aparentar que una invasión genocida como la de ellos se debe a que 'no nos dejaron otra opción' y buscan demonizar al enemigo para excusar sus acciones y es una técnica antigua. Así, la guerra también se basa en la información, y ese es el único motivo que tengo para dar entrevistas, no para hablar de mí o buscar algo más", revela.

En medio de la vorágine del día a día, las memorias de cada incursión y cada combate afloran.

-¿Cuál es la primera imagen que viene a la mente al recordar lo más crudo que has visto?

-Una vez estábamos avanzando posiciones, yo estaba con mi visor nocturno y no me había dado cuanta que ya estábamos cerca y habían varios cuerpos y pensaba por qué están acá o por qué están durmiendo y pisé una bota, un pie y era un soldado desmembrado. Quizás no fue lo más fuerte que he visto, pero sí fue mi primera conexión con la realidad, ya que era mi primer despliegue.

A raíz de lo mismo y de todo lo que le ha tocado enfrentar en estos poco más de dos años de guerra, el militar resalta que ha visto de todo, desde cuerpos calcinados o "perros llevando los huesos de humanos".

Sin embargo, pese a que esas imágenes pueden ser verdaderamente crudas, lo más fuerte que vivió Sebastián y no en un combate mismo, fue una conversación que tuvo con civiles, con ucranianos en medio de una guerra, que no quieren y que luchan por no perder ni sus hogares ni su patria, pese a que sus pueblos han sido ocupados por los rusos.

"Hubo un caso de una señora que nos ayudó a limpiar una especie de refugio que ocupábamos y me contó que a su hija la violaron tres soldados rusos mientras ella y a su familia la tenían amarrada en un pieza contigua", consigna el soldado.

Asimismo, Cuervoso añade que le causó gran impacto cómo, frente a sus ojos, un cuartel de Bomberos era bombardeado, pero la peor parte es que no tenían cómo reaccionar y ayudar ante semejante hecho, situación que ocurrió en muchas ciudades de Ucrania.

-¿Qué dice tu familia de que estés allá?

-No estaban muy felices, todo lo contrario, mi mamá estaba bien estresada con el tema, pero finalmente le hice entender cómo era mi forma de pensar y al día de hoy está tranquila sabiendo que yo estoy feliz haciendo lo que hago y sigo un propósito. Así que me apoyan, han leído mucho de Ucrania y saben que acá la gente me ha tratado bien y que respetan mucho a los voluntarios extranjeros que se encuentran acá combatiendo.

-¿Qué le dices a aquellas personas que te catalogan de loco por estar combatiendo en Ucrania?

-Es difícil juzgar a alguien considerando que todos tenemos distintos valores. Para mí, la vida entera ha sido intentar buscar formas de ayudar y creo que los que me entenderían serían los bomberos que tienen que entrar a casas en llamas, rescatar gente; o los rescatistas del Ejército, la Armada o los civiles, gente que tiene vocación de servicio y sabe cómo es la cosa, cómo es apoyar a aquellos que no pueden y creo que no se trata de que si es mi patria o no, son personas y el sufrimiento humano no tiene banderas.

En este momento, Sebastián se encuentra en Kiev esperando una cirugía para que le puedan extraer unos tornillos del codo y así darle movimiento completo al brazo. A su vez, aprovecha estos días para hacer la rehabilitación correspondiente, luego de que el gobierno alemán le brindara apoyo y fuera operado en el país germano.

Además, se encuentra entrenando a gente en prácticas de infantería, utilización de drones para reconocimiento y asalto, y apoyando a ONG en el entrenamiento de la población civil.

Planes

El miliar detalla que no piensa en el corto o mediano plazo, ya que no tiene mucho sentido, pero sí tiene claro que los próximos cuatro o cinco meses los pasará en Ucrania, porque siente que puede seguir siendo un apoyo tanto para su unidad como para el país.

A su vez, también continúa en la búsqueda de respaldo a través de donaciones para comprar equipamiento y drones, y todo lo realiza por medio de su cuenta de Instagram @cuervoso.

De esta forma, Sebastián Vackflores continuará "luchando" por sus ideales y por devolverle la tranquilidad a una nación que ha sido duramente azotada en un conflicto, donde un chileno con sello chilote continuará haciendo patria a más de 14 mil kilómetros de distancia.

"Creo que no se trata de que si es mi patria o no, son personas que hay que ayudar, el sufrimiento humano no tiene banderas".

Sebastián Vackflores, militar chileno en las filas de Ucrania