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Cuidados de la piel: ¿elegir productos químicos o naturales?

Ante una gran gama de productos para el cuidado personal, dos expertos explican las principales diferencias.
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Ignacio Arriagada M. - Medios Regionales

A medida que las mujeres se preocupan más del cuidado de la piel, ya sea corporal o facial, comienzan a probar distintas alternativas para mantenerla en un buen estado. Una de ellas es a través del uso de productos, los cuales están disponibles en formato natural o químico. Elegir uno se ha convertido en un problema, puesto que existe información errónea, incompleta o, definitivamente, falsa.

Cuál opción aplicar no debe tomarse a la ligera. La oferta es amplia, pero no todo sirve para todas. Por ello, dos expertos en la materia comparten sus conocimientos y experiencias en cuanto a en qué se diferencian ambas opciones, los beneficios y desventajas y en qué circunstancias aplicar. Lo anterior, para una elección informada.

Diferencias

La industria cosmética se ha encargado de satisfacer las necesidades de las mujeres en cuanto a la protección de la piel con productos a base de sustancias naturales y químicos. Pero, ¿en qué se diferencian?

"Los naturales suelen estar formulados con ingredientes derivados de fuentes naturales como plantas, frutas y aceite, mientras que los químicos están formulados con ingredientes sintéticos", explica Ángela Pineda Lallemand, experta en cosmético y académica de la carrera de química y farmacia de la Universidad Andrés Bello (UNAB).

Si bien preferir alguno de los dos va a depender de diversos factores, como la preferencia personal o cualquier sensibilidad, alergia o afección que se pueda padecer en la piel, la química farmacéutica sugiere que aquellos naturales pueden ser "beneficiosos porque tienden a ser suaves y menos propensos a causar irritación en la piel" y que algunas los optan "debido a preocupaciones sobre los efectos potencialmente negativos de ciertos químicos sintéticos en la piel y el medio ambiente".

En el caso de los convencionales, la profesional indica que están diseñados específicamente para abordar ciertas imperfecciones de la piel, como el acné, la hiperpigmentación o el envejecimiento. "Estos productos pueden ser altamente efectivos y ofrecer resultados rápidos y visibles para algunas personas. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar sensibilidad o irritación debido a ciertos ingredientes químicos", advierte.

¿natural o químico?

Aunque se crea que un producto cuya fórmula proviene de extractos de plantas, aceites esenciales y/o minerales no va a causar daño en la piel, la experiencia indica que sí hay probabilidades.

"Si bien los productos naturales tienden a ser más suaves o amigables con la piel, no es menos cierto que sean tan o más dañinos que los químicos. Por eso es fundamental entender que no porque sea natural significará que sea más sano o ausentes de riesgos", dice Fernando Valenzuela, dermatólogo de Clínica Universidad de los Andes.

Ante pieles sensibles, Valenzuela recomienda que si se desea experimentar con productos naturales o químicos que sea aplicado en "antebrazos o en un bajo porcentaje de la piel por un par de días para identificar si se manifiesta alguna reacción negativa. Si existe una reacción negativa, no usar".

Los profesionales coinciden que el cuidado de la piel variará según las necesidades de cada mujer, por lo tanto, es necesario acudir a un especialista para iniciar un tratamiento que otorgue los resultados deseados.

"Si bien los productos naturales tienden a ser más suaves o amigables con la piel, no es menos cierto que sean tan o más dañinos que los químicos".

Fernando Valenzuela,, dermatólogo.

Estudio desmiente que las mujeres sienten más frío que los hombres

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Una creencia popular que se ha mantenido vigente por muchos años asegura que las mujeres son más sensibles al frío que los hombres. Fue esta premisa la que motivó a un grupo de científicos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su sigla en inglés) de los Estados Unidos a realizar un estudio para confirmarla o descartarla.

Para dar con la respuesta, los expertos sometieron a 28 hombres y mujeres a pasar cinco horas en una habitación con la temperatura controlada. Luego la disminuyeron desde los 31°C hasta los 17°C.

Durante todo el proceso los investigadores le preguntaron a los participantes sobre su percepción del frío y, además, les tomaron mediciones relacionadas a los niveles de absorción de glucosa, la electricidad muscular o la temperatura central y de la piel.

Los resultados arrojaron que la temperatura corporal de ellas resultó ser ligeramente superior que la de ellos ante más frío, aparentemente por la mayor cantidad de grasa corporal.

El estudio también señala que la zona de confort térmico del cuerpo de las mujeres es levemente más bajo que la de los hombres, ubicándose en 22°C. El de ellos es de 23°C.

A medida que los termómetros bajaron a 17°C no se encontraron diferencias importantes entre los géneros en términos de comodidad o incomodidad hacia el frío.