Designación del obispo Barros: el tema que remeció de Osorno el pontificado
La partida de Francisco deja una profunda tristeza en los católicos, pero también rememora la historia de dolor y división que vivió la diócesis del norte de la región, cuando se nombró al prelado el 2015, pero que luego se abrió una luz de esperanza para las víctimas de abusos.
Paola Rojas Mendoza - El Austral de Osorno
La muerte del Papa Francisco es un hecho que ha impactado al mundo entero, pero en especial a Osorno, en el norte de la región, ya que fue una parte fundamental en un proceso vivido en la Diócesis local, cuando hace algunos años el mundo católico de esa zona se dividió tras el nombramiento del obispo Juan Barros Madrid.
Sin duda la relación entre quien hasta este domingo fue el máximo representante de la Iglesia Católica en el mundo y la comunidad de Osorno tuvo grandes polémicas, así como también actos de reivindicación para los laicos de la ciudad, que clamaron por justicia y que finalmente sus argumentos fueron escuchados, lo que se concretó con la apertura de una investigación a cargo de representantes del Vaticano, enviados por el Papa Francisco.
Uno de los grandes hitos de la Iglesia Católica de los últimos siglos comenzó a gestarse en Osorno, luego de que el Papa Francisco nombrara en enero de 2015 como obispo de la diócesis local al sacerdote Juan Barros Madrid, decisión que inmediatamente comenzó a ser cuestionada, debido a los vínculos que tenía con Fernando Karadima, exreligioso condenado por la justicia vaticana por abuso a menores en 2011.
Esa división quedó para siempre en la retina de los osorninos y de todo un país, cuando el 21 de marzo de 2015 cientos de fieles se manifestaron en plena ceremonia de toma de posesión del recientemente elegido obispo. Ahí expresaron su rechazo total, en medio de gritos, empujones e insultos entre quienes se oponían a este nombramiento y quienes apoyaban a la nueva autoridad eclesiástica, ante la atónita mirada de decenas de representantes de la Iglesia Católica y la prensa nacional que se había apostado en la Catedral San Mateo ese polémico día.
Así transcurrieron meses y años en que el grupo de los fieles laicos pacíficamente protestó, llamando encarecidamente a que Barros dejara el cargo de la diócesis de Osorno, hasta que en medio de esta constante batahola, en octubre de 2015, el Papa Francisco emitió una frase que caldeó aún más los ánimos, señalando: "Osorno sufre por tonta, que piensen con la cabeza y no se dejen llevar por los zurdos".
No fue luego hasta su visita a Chile, en enero de 2018, en que el Papa Francisco visualizó que tras el movimiento generado en Osorno había situaciones reales que resolver, en relación a los abusos contra menores por parte de miembros de la Iglesia, donde una de sus medidas más drásticas fue haber ordenado la salida de una decena de obispos en nuestro país, enviando además la presencia, en junio de ese mismo año, a sus representantes Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, quienes junto al obispo de ese entonces, Jorge Concha, pidieron perdón de rodillas, en nombre del Pontífice, a los fieles y a la comunidad osornina, por haberlos ofendido y causado una profunda herida.
Fue así como sobre el camino del entendimiento, el Papa Francisco escribió un capítulo importante de su historia, como máxima autoridad de la Iglesia Católica en el mundo, donde está escrita la ciudad de Osorno, con dolor y desencuentro en sus letras, pero que culminó con el perdón y la esperanza de hacer y recibir justicia.
Profunda tristeza
Desde la Diócesis de Osorno, el actual obispo Carlos Godoy Labraña mostró su profundo dolor por la partida de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, entregando un mensaje para todos los fieles locales.
"Siendo las 7.35 horas de Roma y las 1.35 horas de Chile, falleció el Santo Padre, el Papa Francisco. Nos entristece profundamente la noticia. Sin embargo, Dios le ha regalado partir a la casa del padre en este lunes de Pascua, en el que la Iglesia sigue prolongando la alegría de la resurrección", expresó.
"Como iglesia de Osorno damos gracias a Dios por su vida y ministerio en medio nuestro. Su legado quedará inscrito en los anales de la Iglesia, como uno de los pontificados más audaces en el propósito de impulsar la vida de una Iglesia más sencilla, fiel y misionera", añadió.
La historia mostró que el período en que estuvo el obispo Juan Barros en la diócesis de Osorno no fue de días fáciles, donde surgió y cobró fuerza la Agrupación de Fieles Laicos, quienes ahora recuerdan esa época, mezclando sentimientos de dolor, con la esperanza y energía que les dio haber sido finalmente escuchados tras años de lucha.
Uno de los voceros de aquel movimiento es Mario Vargas, quien evocó que en marzo de 2015, cuando asumió el obispo Juan Barros, inmediatamente se conformaron como Agrupación de Laicos y Laicas de Osorno, donde le tocó conducir al grupo.
"Nosotros estábamos muy de acuerdo con el pontificado de Francisco, en relación a lo que defendía, porque estaba contra el neoliberalismo, propuso una encíclica sobre medioambiente, entonces nosotros sintonizábamos mucho con él, pero el problema se vino cuando se instaló inconsultamente al obispo Barros en la diócesis de Osorno, con una vinculación directa con Karadima, como encubridor de esos hechos", expresó.
Vargas agregó que eso produjo una unida defensa de las víctimas, quienes empezaron a ver en el movimiento una luz de esperanza y una voz que se podría potenciar, lo que finalmente los llevó a recibir muchos reparos de parte de sacerdotes de la zona y dificultades a nivel nacional, con la jerarquía de la Iglesia chilena.
"Así este tema llegó al Papa y nos trató de zurdos y tontos. Durante tres años y medio formamos esa comunidad, que estuvo siempre activa y que en forma pacífica nos manifestábamos abiertamente sobre el abuso sexual en el contexto de la Iglesia. El Papa se equivocó profundamente cuando dijo que éramos zurdos y tontos, ofendió a una comunidad completa y trató de teñir, obviamente por los comentarios que le llegaban, de que esto era un movimiento político y que era gente no comprometida con la Iglesia", sostuvo.
Sin embargo, tras la visita del Pontífice a nuestro país, en enero del 2018, se le consultó por su respaldo al obispo Barros, a lo que emplazó que el día que le llevaran pruebas, hablaría sobre el tema.
"Esto dejó a Chile y a los laicos con una desesperanza tremenda, pero algo ocurrió y el obispo de Boston hizo entender al Papa de que algo estaba ocurriendo, no solamente en Osorno, sino que en la Iglesia chilena, que tiene que ver con el abuso reiterado de clérigos contra menores. Ahí el Papa envió a sus dos emisarios y vinieron a recabar toda la información. De Osorno entregamos seis informes completos de lo que estaba sucediendo en la diócesis local. Ahí el Papa se dio cuenta de que algo ocurría y llamó a los obispos chilenos, sacando a algunos, entre ellos a Juan Barros", sentenció Vargas.
Finalmente escuchados
Otro de los voceros del Movimiento de Laicos es Juan Carlos Claret, quien comentó que la vinculación de una diócesis con un pontífice se da generalmente cuando se nombra a un obispo, pero en esta historia la provincia de Osorno tuvo un particular contrapunto con el Papa, con el nombramiento de Barros.
"Para nosotros, en ese sentido, el pontificado de Francisco no deja de tener contradicciones. Por una parte, nosotros celebramos e hizo mucho bien el hecho de que Francisco protagonizara decididamente una primavera eclesial, en el sentido de que trató de poner a la Iglesia respecto a temas más complejos, que son del siglo XXI. Como creyente es significativo ese avance y esa decisión, de tal forma que su muerte la interpreto como una semilla más que una pérdida", manifestó.
Sin embargo, Claret señaló que el Papa mostró un rostro muy poco amable en dos temas, donde uno es en relación a escuchar directamente a las comunidades que conforman la Iglesia y, por otra parte, a la crisis de los abusos.
"Cuando el 2015 se nombró al obispo Barros, para nosotros la crisis de los abusos era una herida que se tapaba, en segundo lugar, de que el Papa escuche a las comunidades, porque estaban desconcertadas con el nombramiento de Barros y en ambas cosas nos fue mal. Pensamos que antes de su nombramiento Francisco iba a encargarse de retirar a Barros, no lo conseguimos, más bien todo lo contrario. Después el Papa se hizo parte del conflicto y nos trató de tontos y zurdos, pero eso no logró hacernos bajar los brazos", expresó.
Posteriormente, cuando el pontífice llegó a Chile, Claret recordó que el Papa mostró total apoyo al obispo de Osorno, desilusionando una vez más a los laicos y a las víctimas, pero fue allí donde también comenzó a manifestar el cambio: "No es completamente cierto que el Papa no tuvo información veraz y equilibrada, porque recibió información de otras fuentes y sabía perfectamente lo que pasaba en Chile. Pero en 2018 la crisis no solo fue en Osorno, sino que a nivel nacional".