Este 11 de mayo, Chiloé se viste de gala para conmemorar el Día del Estudiante, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la diversidad y la riqueza de nuestro sistema educativo. Este año, más que nunca, es fundamental recordar y valorar a todos los estudiantes de nuestra comunidad, especialmente aquellos que asisten a los establecimientos rurales, escuelas especiales, jardines VTF, liceos, colegios, educación técnico-profesional, escuelas hospitalarias, así como los Centros de Educación de Adultos (CEIA) y las instituciones carcelarias.
La ruralidad chilota es un espacio donde la educación va más allá de las aulas; aquí, el compromiso de directores, docentes y asistentes de la educación se convierte en el pilar fundamental que sostiene el desarrollo integral de nuestros estudiantes. En este contexto, se hace especialmente importante fortalecer los sellos locales que nos caracterizan: la cultura, el deporte y el rendimiento académico. Cada uno de estos elementos se entrelaza con nuestras costumbres y formas de vida, brindando a los estudiantes no solo habilidades técnicas y académicas, sino también identidad.
Este año también marca el Bicentenario de Chiloé de su incorporación al territorio nacional, un momento propicio para reflexionar sobre los avances logrados en la educación en nuestra Isla. Desde las primeras escuelas hasta hoy, hemos sido testigos de un cambio significativo en la forma en que nuestros estudiantes aprenden y se relacionan con el mundo. Sin embargo, este progreso debe ir acompañado del reconocimiento de que cada estudiante es un ser único, con sueños, aspiraciones y particularidades que deben ser atendidas.
En tiempos de inteligencia artificial y rápida transformación digital, es esencial recordar el valor del ser humano en la educación. La tecnología, si bien ofrece herramientas valiosas, no debe reemplazar la conexión y el acompañamiento que los educadores brindan a sus alumnos. Como dijo el gran educador Paulo Freire: "No hay educación sin amor". Esta frase resuena especialmente en nuestra realidad actual; el amor por el aprendizaje, por el otro y por la comunidad debe ser el motor que impulse a nuestros jóvenes a alcanzar sus metas.
Por ello, en este Día del Estudiante, celebremos a cada uno de nuestros alumnos, reconociendo su papel fundamental en la construcción de un mejor futuro para Chiloé. Fortalezcamos juntos la educación desde la diversidad y el compromiso, para que cada estudiante, en cada rincón de nuestro Archipiélago, sienta la fuerza de una comunidad que cree en ellos. La educación se enriquece desde la inclusión y el verdadero éxito radica en cultivar no solo conocimientos, sino también valores y la capacidad de soñar.
Columna
Pablo Andrés Baeza Soto, doctor en Historia,, director ejecutivo SLEP Chiloé