"Lihn es como un artesano, tiene una noción consciente del arte"
A más de 50 años de su publicación, vuelve a librerías "Escrito en Cuba", versos con que Enrique Lihn narra su "agridulce" experiencia en 1969 en la isla. En esta entrevista, el editor Juan Manuel Silva habla de la obra.
Valeria Barahona
En pantalones cortos, sobre un madero erosionado y bajo el sol del Caribe, el poeta Enrique Lihn ("A partir de Manhattan") sonríe al lector desde la cubierta de "Escrito en Cuba", textos publicados originalmente en México, en 1969, y recuperados por Ediciones UDP y devueltos a circulación hace unas semanas, con la puesta en valor del también poeta y editor Juan Manuel Silva ("Revoluciones"), quien reconoce al autor de "La musiquilla de las pobres esferas" como "una persona oscura, este libro (sobre Cuba) es oscuro en particular, bastante".
Silva escribe en un extenso prólogo que "si los animales de la poesía en el pasado tenían que ver con la identidad -el zorzal, el gorrión, el búho- de su canto, en el caso de Lihn me parece que correspondería hablar de la variedad, y quién mejor para esto que el sinsonte, un ave que puede imitar hasta cuatrocientas voces y que parece escuchar mucho más de lo que habla".
Porque Lihn, cual maestro de ceremonia sentado sobre el tronco arrojado por el mar, recibe a su público afirmando que "estas emociones pueden terminar con tu poesía /diferir, para siempre, un nuevo viaje por esos países fantasmas a los que vuelves de memoria /como un extranjero de profesión. /Sientes que ya no puedes más, y que el silencio cubre el horizonte".
Reglones más abajo, sigue: "Pero no es el cuerpo el que quiere imponerse /sino esta cosa agonizante: el alma /de la que te espolvorearon en la cuna /y que te fue inoculada, mezclada a tu bolo alimenticio, transmitida en las clases de catecismo, arrojada a la cara con el aliento de cada una de tus santas mujeres".
-Su poemario "La musiquilla…" lo estaba escribiendo al mismo tiempo y ahí no se siente tanta oscuridad.
-Claro, tienen otras tonalidades. Lihn es como un artesano, tiene una noción súper consciente del arte. Súper consciente, no como como supraconsciente o por encima de las cosas, sino más bien como un trabajólico del arte. En general se piensa que el artista es como flojo. El otro día había veía un reel (videos cortos en redes sociales) de (el cantautor) Paco de Lucía ("Concierto de Aranjuez") que decía que eso de que los artistas trabajando el día era mentira, porque en realidad son flojos y disfrutan mucho haciendo lo que les gusta: es verdad, hay mucha gente así y son como los tocados por la varita (mágica), un poco como Paco de Lucía, que yo creo que es mentira que no ha trabajado, trabajó un montón, pero también creo que es un como tocado por la varita. Me da la sensación de que Lihn nunca creyó eso. Nunca he leído una un texto biográfico de Lihn, esto es una especulación a través de la lectura, tampoco soy un especialista. Hay correspondencia que sacó Das Kapital Ediciones ("Querido Pedro: cartas de Enrique Lihn a Pedro Lastra").
"Lihn fue a peregrinar a Cuba, como lo hizo un montón de intelectuales", agrega Silva, en referencia a los filósofos Jean Paul Sartre ("El ser y la nada") y Simone de Beauvoir ("El segundo sexo"), el teórico Italo Calvino ("Seis propuestas para el próximo milenio"), el poeta Allen Ginsberg ("Aullido"), Julio Cortázar ("Rayuela") y Pablo Neruda ("Canto general"), entre otros, "porque él creía que era el lugar donde se daban ciertas cosas que no se daban en ninguna otra parte".
"En un mundo sin internet, sin cine como lo tenemos ahora, que puedes ver un documental sobre Cuba de tres horas en el celular y saber lo que es Cuba. Lihn llegó muy rápido con una idea que pronto cambió y, al ser una persona tan creativa... Me imagino que debe haber sido difícil ponerle límites, porque siempre estaba cambiando las cosas o metiéndose en otros ámbitos, y en una sociedad hiperordenada como la cubana le debe haber hecho mucho ruido, y todas las otras cosas que se mencionan también son medias obvias, pero no me queda tan claro cuánto desagrado hubo en la relación, me da más la sensación de que hubo cosas agridulces todo el rato. El tema de la edad, la crisis de los 40, quizás le pasó antes y fue como un efecto de lo anterior. Y claro, para un poeta, me imagino en ese tiempo, había muchas más ilusiones sobre lo que podía ser la vida de un escritor, por lo que fue el 'Boom'".
-Todo está pasando en paralelo, Gabriel García Márquez había publicado hace poco "Los funerales de la Mamá Grande", y Mario Vargas Llosa presentaba la novela corta "Los cachorros".
-Imagino que Lihn no se sintió cómodo con la posición de poeta, pese a que ya era súper conocido, pero no tuvo un reconocimiento unánime. Es complicado. Creo que tiene que ver con, por ejemplo, que "Escrito en Cuba" es difícil de leer, hay algo como de (José) Lezama Lima ("Tratados en La Habana") en el verso largo a propósito, porque es como un verso largo musical, que va alargando las sílabas, palabras y frases, eso hace que sea súper difícil de seguir. Pienso que al haber escuchado eso (en una lectura pública) debe haber sido súper difícil quedarse con algo (una idea en la cabeza), porque todo el rato están pasando cosas (mediante imágenes o sonidos), y en los otros poemas también, creo que Lihn es un poeta que no tiene libros fáciles.
El otrora estudiante de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, carrera que en la década del 40 nunca terminó, en "Escrito en…" da cuenta de sus complejidades: "Así me veo en el mundo de la fragmentación como un clochard escarbando en el basural de las palabras en el basural de las cosas /con mi saco de alma a la espalda, /este monstruoso hongo que ha crecido a mis expensas esta joroba estos muñones de alas envueltos en trapos sucios embebidos de gangrena /que me cierra el acceso a lo real /que me cierra el acceso al mundo de la violencia".
Silva explica que esta "es una poesía que se piensa a sí misma, que es crítica, no escapa del humor, que usa los recursos orales, pero tampoco se va al chancho. Y si uno se fija, toda la poesía de los jóvenes es un poco así, de ahí que no haya reconocimiento de Lihn, porque en realidad en Chile hay muchísimos poetas buenos y, en general, los poetas jóvenes se demoran mucho en llegar a la poesía contemporánea, a menos que vayan a talleres como el de Germán Carrasco ('Mantra de remos'). Lihn es súper actual, me acuerdo que en la Universidad (de Chile) alcanzamos a pasar muy poco y fue porque el profesor era amigo suyo. (…) Creo que una de las cosas que más me gustó de este libro es que da la sensación que muchos de sus otros poemas tenían una pervivencia importante, pero en su tiempo".