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tuits @Ricardo_Hispano "Nosotros somos muy pobres, no valemos nada, pero no era así cuando teníamos un Rey." Indígenas de Cucao (Chiloé) a Charles Darwin, 1835.

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"Hay 131 instituciones que ya iniciaron sumarios, lo que considera los ministerios. Los funcionarios con inicio de sumario son 6.592", Mario Marcel, ministro de Hacienda, entregando balance de los sumarios administrativos en contra de empleados del Gobierno que viajaron al extranjero mientras hacían uso de licencias médicas. 1.102 trabajadores ya renunciaron o fueron despedidos.


@Duquesa1525


@edu_chiloe


La Subdirección de Planificación y Control de Gestión presentó al Comité Directivo Local, el proceso de elaboración del Plan Estratégico Local PEL, documento que establece la carta de navegación del SLEP por los próximos 6 años.

Corredor bioceánico

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Pareciera que no es coincidencia fonética puerto Chancay y puerto Shanghái: seguramente a través de los polinésicos llegaron los chinos a Perú, o viceversa. Si ubicamos a Chancay en el mapa de Sudamérica, podemos apreciar la posición estratégica que tiene para hacer transferencias de mercaderías chinas tanto terrestre como marítima a Colombia, Ecuador, Venezuela, Guayanas y Brasil. Y por qué no decir también Uruguay, Bolivia, Paraguay, Argentina y Chile. De hecho, ingenieros chinos visitaron el puerto de Ihleus de Brasil para estudiar la posibilidad de establecerlo como terminal ferroviario del corredor bioceánico Chancay-Ihleus, cuyo acuerdo de asistencia de China a Brasil para su construcción ferroviaria ya fue establecida. Indudablemente, China tiene sus ojos comerciales y de posición estratégica puestos en Sudamérica: ya es dueña del 60% de Chancay y seguramente tendrá un porcentaje del corredor. Chile debe poner atención: en qué forma se uniría a esta gran red ferroviaria para la transferencia al resto de Sudamérica desde sus puertos.

Marcos Concha Valencia

Lección desde la movilización de las matronas

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Los hechos ocurridos el pasado viernes 23 de mayo derivados de la actualización de la Norma Técnica N°150, entre el Ministerio de Salud, las matronas y matrones movilizados en todo el país, convocadas por el Colegio de Matronas y Matrones de Chile, dejó en evidencia una problemática mayor: la escasa valoración que existe en nuestro país sobre la forma en que nacemos. Más allá del revuelo mediático, lo ocurrido debe leerse como un síntoma de una política pública que, al priorizar la reestructuración administrativa de los hospitales sobre la calidad del nacimiento, termina por invisibilizar la relevancia del modelo de atención centrado en la mujer, la gestación y el parto.

La norma, publicada de manera unilateral y sin participación del principal gremio involucrado, proponía entre otras cosas una redistribución de funciones en los servicios de obstetricia, ginecología y neonatología, lo que en la práctica disminuía la presencia y liderazgo del equipo de matronería en actividades que históricamente han sido propias de su rol, con base en su sólida formación profesional con más de 190 años de tradición universitaria. Esta decisión no solo atentaba contra el trabajo profesional de miles de matronas en todo el país, sino que también desdibujaba décadas de avances en un modelo de atención respetuoso, integral y centrado en la fisiología del nacimiento.

La reacción fue inmediata. Una histórica movilización nacional pacífica, técnica y masiva, logró visibilizar el error de fondo: no se trata únicamente de funciones clínicas, sino del sentido que como sociedad le damos al momento de nacer. ¿Queremos nacimientos protocolizados y estandarizados o partos acompañados, informados, protagonizados por las mujeres y respetados en su esencia?

La posterior rectificación del ministerio, incluyendo la revisión del documento y la derogación de los puntos más conflictivos, fue un paso necesario, pero tardío. La confianza en los procesos participativos ya había sido dañada. Este episodio es un recordatorio de que ninguna política de salud puede elaborarse sin los actores que están día a día en el territorio, y mucho menos si se pretende avanzar hacia un sistema que cuide de verdad a quienes nacen y a quienes paren.

Todo esto ocurre, además, en un contexto de profunda preocupación demográfica. Con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, Chile se enfrenta al desafío de ser un país en que cada vez menos personas quieren (o pueden) tener hijos. El problema no se resuelve con incentivos económicos aislados ni con discursos tecnocráticos. El respeto por la experiencia de la maternidad, por el nacimiento y por quienes lo acompañan profesionalmente, sí podría marcar una diferencia.

Como directora de carrera de Obstetricia, creo que este conflicto ha dejado una lección clara: no se puede avanzar en salud sexual y reproductiva sin las matronas, sin participación efectiva ni sin reconocer que la forma en que nacemos importa, sobre todo en un país que ya no quiere parir.

Columna

Macarena Arriagada Belmar, directora de Obstetricia, Universidad Andrés Bello (UNAB) Sede Viña del Mar

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