La Araucanía y el hidrógeno verde: la revolución que viene para un agro sustentable
Con un enfoque territorial y multisectorial, la Región de La Araucanía avanza en una estrategia pionera de hidrógeno verde que prioriza el uso local. Destaca el proyecto COMASA, apoyado por Corfo, que busca producir fertilizantes sustentables a partir de energías limpias, un cambio de avanzada en la agricultura nacional desde el sur de Chile.
La región de La Araucanía está marcando un hito en la transición energética con una estrategia de hidrógeno verde (H2V), que prioriza el desarrollo local y las aplicaciones innovadoras. A diferencia de iniciativas impulsadas desde el nivel central, esta apuesta nace en el territorio colaborativamente, incluyendo a comunidades, gremios, universidades y empresas.
Camilo Villagrán, seremi de Energía de La Araucanía, explica que "nuestro foco no está en exportar moléculas, sino en cómo el hidrógeno y sus derivados pueden ser usados localmente para resolver problemas concretos", como la descarbonización industrial. Esto representa un giro del "Chile exportador" a un "Chile que aprovecha su energía para el desarrollo regional".
El Plan Estratégico de Energía de La Araucanía (PEER) ya reconoce el hidrógeno como una oportunidad para la calefacción y el desarrollo productivo sostenible. Un área clave es el sector agrícola, con la producción de fertilizantes verdes a partir de amoníaco. Un ejemplo es el proyecto COMASA, que busca reemplazar el consumo de combustibles fósiles en la industria forestal con H2V producido localmente. Esto asegura que la planificación energética regional "evolucione con esta nueva oportunidad tecnológica".
La gobernanza regional para estos proyectos se basa en tres principios: desarrollo local, pertinencia territorial y coordinación multisectorial. La Mesa Regional de Hidrógeno Verde, liderada por la Seremi de Energía, integra a actores académicos, gremiales y del sector público, trabajando por un modelo que asegure continuidad más allá de los ciclos políticos. Villagrán lo ve como una clara muestra de "cómo la articulación público-privada puede transformar sectores productivos tradicionales con tecnologías limpias".
La participación comunitaria es fundamental, mediante talleres, formaciones ciudadanas y seminarios. Los futuros proyectos de H2V deben incluir mecanismos de participación temprana, beneficios compartidos y desarrollo de capacidades locales, junto con la formación de un Comité Consultivo Técnico-Científico. "La transición energética no será justa -asegura el seremi- si no genera empleos sostenibles que tengan seguridad de existencia en los próximos 50 años, que no serán reemplazados por el avance tecnológico".
En este contexto, el Ministerio de Energía tiene un rol clave para desarrollar en La Araucanía "un laboratorio vivo para la transición energética con identidad regional". Este modelo puede ser referencial para otras zonas del país interesadas en diversificar su matriz productiva o mejorar su calidad de vida a través del hidrógeno. Villagrán también resalta la importancia de Corfo, un actor relevante no solo con financiamiento para iniciativas como el Bien Público ejecutado por Codesser (Corporación de Desarrollo Social del Sector Rural) y el Programa Tecnológico (PTEC) de COMASA, sino en "el involucramiento cotidiano para generar capacidades con visión de largo plazo".
Precisamente, en octubre de 2023, COMASA fue adjudicataria del programa PTEC de Corfo, enfocado en el uso y adopción de hidrógeno en la industria chilena. Su propuesta busca una nueva generación de fertilizantes verdes y sostenibles en Chile, utilizando energía renovable local, residuos agrícolas y forestales, y las capacidades de La Araucanía.
Para Eduardo Figueroa, director de Corfo Araucanía, la iniciativa es "absolutamente innovadora" porque La Araucanía no estaba en el mapa de regiones productoras de H2V o insumos agroindustriales. El impacto es "enorme", ya que la región "puede ser productora de insumos verdes para la agricultura, aportando a la descarbonización del sector agrícola nacional". El proyecto es "trascendental y relevante", con grandes posibilidades de escalar globalmente, y sus sinergias ecosistémicas ayudarán a ser "un referente internacional en materia de desarrollo sostenible". Además, se alinea con la Estrategia Nacional de H2V al activar la industria local con demanda estable y a gran escala, impulsando el desarrollo económico e industrial regional y proporcionando una ventaja competitiva a la agricultura nacional.
Figueroa también enfatiza la relevancia de la iniciativa ante el cambio climático y perturbaciones geopolíticas, destacando que "la fertilización de los suelos y la seguridad alimentaria son temas de extrema importancia estratégica". El proyecto de COMASA, financiado por Corfo, "será el primero en la región de La Araucanía y en Chile, del que tengamos noticia, en la producción de hidrógeno verde para la producción industrial de fertilizantes para el mercado local".l