Turismo con alma: la comunidad
Bajo el liderazgo del lonko Ricardo Meliñir, el turismo con identidad pewenche promueve el desarrollo económico sostenible al compartir su cosmovisión mediante senderos, relatos orales y gastronomía ancestral, ofreciendo una experiencia profunda de conexión con la naturaleza y la cultura.
Bardhy López F.
En lo profundo de la cordillera andina, donde los vientos del sur se entrelazan con la memoria ancestral del territorio, la comunidad mapuche pewenche de Quinquén vive en un equilibrio que hoy inspira al mundo. Aquí, entre los lagos Galletué e Icalma, en la Región de La Araucanía, crecen los bosques milenarios de pewén -la araucaria araucana-, que no solo dan sombra y alimento, sino también sentido de pertenencia y espiritualidad a quienes han aprendido a escucharlos.
Protegidos por más de 10.000 hectáreas de bosque nativo, donde coexisten araucarias, lengas y otras especies altoandinas, los pewenches de Quinquén han hecho de la sostenibilidad una práctica cotidiana, no una moda.
Su territorio, mayoritariamente cubierto por bosque adulto en un alto estado de conservación, se conecta con el Parque Nacional Conguillío y la Reserva Nacional China Muerta, formando un corredor de vida que resiste a la depredación del progreso mal entendido.
"Estamos en un lugar especial. En estos bosques de pewén, nosotros nos conectamos no solo físicamente, sino espiritualmente. Es nuestro árbol sagrado, el que se usa en todas las ceremonias, nuestro puente con las energías que habitan el territorio", señala con orgullo Joaquín Meliñir, fundador de Wen Kimey, una empresa familiar que produce alimentos a base de piñones recolectados de forma respetuosa por familias pewenches.
Se trata de una comunidad que propone. Bajo el liderazgo del lonko Ricardo Meliñir, el turismo con identidad se ha convertido en una vía para compartir la cosmovisión pewenche y, al mismo tiempo, generar desarrollo económico sin sacrificar el ecosistema. Senderos que se abren entre araucarias centenarias, relatos orales que reviven el origen del mundo, y gastronomía basada en los frutos de la tierra ofrecen a los visitantes una experiencia que va más allá del paisaje: es un reencuentro con una forma de habitar el mundo que muchos han olvidado.
Desde este rincón del sur del mundo, el mensaje es claro: la sostenibilidad no es una consigna, sino una práctica que nace del respeto, la memoria y el amor por la tierra. Álvaro Morales Marileo, Director Nacional de CONADI, quien estuvo en la zona recorriendo la comunidad, señaló que "estas maravillas naturales se conservan gracias a una lucha con historia. Aquí se vive una sostenibilidad con rostro, con voz, con alma".
En el marco de esta visita, el representante de Conadi aprovechó de reunirse con representantes de la Sociedad de Turismo Mapuche de La Araucanía A.G. quienes presentaron varias iniciativas que podrían ser apoyadas desde la institución. l