"No es una película de acción, sino que de reflexión, de contemplación"
El filme, protagonizado por Rivadeneira junto a Francisco Pérez-Bannen, explora la soledad y el luto de una madre que ha perdido a su hijo menor. La cinta, dirigida por Alberto Hayden, se estrenará en cines nacionales este jueves 5.
José Carrera Tobar - Medios Regionales
Patricia Rivadeneira, junto con Francisco Pérez-Bannen y Manuela Oyarzún protagonizan "Una luz negra". Dirigida por Alberto Hayden, la película sigue el luto de una mujer que perdió a su hijo menor. La película explora temas tan íntimos como el luto después de la muerte de un ser querido, mientras crea un aura de soledad que rodea a quienes sufren la pérdida. El filme se estrenará en cines nacionales este jueves 5 de junio.
En entrevista con este medio, Patricia Rivadeneira explora la temática principal de la película y explica lo que le llamó la atención de este proyecto para participar en él.
-La película se basa mucho en las emociones en lo que sienten los personajes con respecto a esto, ¿fue muy demandante una película tan emocional?
-Lo demandante es la emoción que se contiene. Estar participando en una película que habla del duelo y de cosas que no son tan visibles o que no, o que no están dichas. Entonces hay mucho de lo que la película busca, que tiene que ver con un espacio más contemplativo y reflexivo, ¿no?
No es una película de acción, sino de contemplación, de reflexión. En ese sentido, lo audiovisual es mucho más importante, lo que se dice. No hay tanto texto, no hay tanta acción. Y eso requiere de entrar bien a hacer parte de un gran engranaje que es la luz, que es la cámara, que es el sonido en donde el actor es otro elemento.
También trabajando con esto, con esta memoria de los seres queridos que se han ido, la ausencia, hay algo fantasmagórico que no está visto por el ojo, sino que tiene que estar ahí fuera de campo, como quien dice, y eso es muy interesante y desafiante.
-La película puede llegar a ser muy universal desde el punto de vista del luto, o sea, de la pena por un ser querido que se ha ido, el cual, me imagino, que mucha gente, muchas personas hemos sentido. ¿Lo ves de esta manera?
-Sí, también es interesante porque este luto, la desaparición de este hijo, no sucedió hace poco, no estamos en el luto inmediato, sino que es después de unos años. Yo creo que esa pérdida, que es la ausencia del cuerpo del ser amado, de la presencia física en este plano de la realidad, es algo que es muy misterioso.
Ella no está en el momento en que el hijo murió, sino que estaba después, bastante tiempo después. Entonces no está tan acompañada por una sociedad, ¿no? que todos acompañamos en el luto, a las personas que han tenido una perdida en los primeros meses, por así decirlo.
Esa pérdida que tiene, que tenemos, es eterna, digamos, y que más bien sería soledad. Y eso cada uno lo ve de una manera distinta. Entonces la película está planteando algo muy íntimo. Todos vivimos el duelo diferente. Nadie sabe cómo, nadie sabe lo que le va a pasar a uno en este caso. Uno puede creer: si mi mamá se muere, pero tú no sabes cómo tu psique, tu cuerpo va a reaccionar a esa pérdida hasta que no ocurre.
-En el fondo no, nosotros no conocemos el luto hasta que lo sentimos.
-Exacto. Podemos imaginarlo, pero solo lo conocemos hasta que lo has vivido, y cada uno lo vive de manera distinta.
Soledad
-La película tiene un ambiente como de soledad. Generalmente no hay más de dos personajes en cámara, la paleta de colores es más bien fría. Esto me imagino que es para reflejar los sentimientos del luto.
-Sí, sí, yo creo que hay un silencio de esa soledad que todos hemos sentido cuando llegamos a una casa y no hay nadie. Y esa persona que uno quiso y que ya no está.
Hay harta música, pero es una música de vacío. Es bonito porque fíjate que esto se llama audiovisual y el audio siempre queda en un segundo plano. Y en el caso de Alberto, el director de la película, él usa el audio, el sonido como un elemento dramático y no solo de acompañamiento.
-¿Qué es lo que te llamó la atención para participar en este proyecto?
-Me pareció que el director… él trabaja con algo que ahora está como muy abandonado, que es que va a contracorriente en el sentido de algo que se vive y se cocina a fuego lento en un mundo en donde la rapidez nos hace prisioneros de alguna forma.
La belleza responde a una duración a una persistencia, y la película tiene esa búsqueda de una persistencia y de un recogimiento estético. Nuestra existencia está esparcida en el otro, existimos en la mirada del otro. Existe la memoria, en los objetos que poseemos y todo eso, esa huella que dejamos, requiere de tiempo, de un recogimiento estético. Eso me llamó la atención.
-Con respecto a Francisco Pérez-Bannen, has trabajado anteriormente con él, has hecho teleseries y una obra el 2018. ¿Cómo fue trabajar nuevamente con él?
-Yo me encuentro muy bien con Pancho. Tenemos muchas cosas en común. Hemos hecho también un camino espiritual, psicoespiritual, si se quiere. Cercano, porque él también está ligado a la escuela de Claudio Naranjo, de la cual yo soy discípula. Entonces tenemos una alta afinidad. Y bueno, nos conocemos desde jovencitos así que... Es como familia.
Y con la Manuela Oyarzún también, que también participó en la película. Con ella hice un trabajo importante, que es sobre Maturana, "Bajo los pies del árbol" se llama. Está en Escenix.cl, una plataforma que lanzamos donde subimos teatro grabado. Échale una mirada, vale la pena.
"La película está planteando algo muy íntimo. Todos vivimos el duelo de formas diferentes".