Pedro Bárcena González
"El que trabaja bien, tiene una vida por delante". Ese es el espíritu que impone en sus obras Manuel Leiva, talabartero que llegó hace una semana desde la cárcel de Cauquenes a seguir cumpliendo condena a Castro. Busca motivar a los internos, potenciar su confianza y enseñar sus conocimientos con el objeto que la reinserción sea su horizonte.
Existe entusiasmo en la población penal del Centro de Detención Preventiva (CDP) de la capital chilota y así quedó graficado ayer en la muestra realizada en el gimnasio del recinto, donde sus creaciones fueron la estrella. Todos quieren emular a su nuevo compañero. Quieren un futuro después del encierro.
Recursos
Ese también es el ejemplo de Samuel Vidal, quien se especializa en tallado y pino grabado. "Realizamos distintos trabajos a pesar que los recursos no son los apropiados", enfatiza, sumando que se las arreglan con chaveta, gubia y un formón.
Pese a los escasos insumos, el artesano destaca la difusión de las obras de los presos, señalando que "es valioso que se fomenten estos trabajos y nos den la posibilidad de ampliarnos". Y en este punto, se enfoca en el deseo de seguir aprendiendo y poder tener capacitaciones. "Con más apoyo se pueden obtener más facilidades y recursos, ayudando a nuestra reinserción", concluye.
Francisco Llaipén es uno de los tres internos que forman el taller de hojalatería, que partió de un proyecto de Gendarmería y que ahora ellos retomaron. Hacen instalaciones, caños, canaletas, revestimientos, todo tipo de trabajo con los pocos insumos con que cuentan.
"Gracias a los recursos que obtenemos en las ventas compramos materiales, por eso sería bueno que nos apoyen con materiales y herramientas, ya que pocas cosas hacemos buenos trabajos", indica.
También orgulloso de su esfuerzo se muestra Miguel Maripán, mueblista y artesano que purga una pena que está a pocas semanas de cumplir. Los años en el CDP de Castro los ha aprovechado muy bien, como confiesa, ya que ha forjado un talento oculto.
"El cliente me trae una foto y con la habilidad de mis manos hago los muebles", asegura el joven, oriundo de Puerto Montt, quien no recibe visitas, por lo cual se le hace más difícil conseguir elementos para su labor. Pero no claudica y aprovecha gran parte de las ocho horas diarias que tienen los internos para estar en el taller para concretar sus obras y obtener ganancias.
"He pagado el arriendo de mi pareja, ayudo a mi familia y me alcanza para ir guardando en la libreta de ahorro", explica el afuerino que espera seguir cultivando su pasión por la madera en el medio libre. Una aspiración a la que apuntan sus compañeros, con la meta de enterrar su pasado delictual y forjar un nuevo futuro.
Impulso
El alcaide del CDP de Castro, Carlos Olavarría, señala que el objetivo de la muestra fue potenciar la sala de ventas con las obras de los internos que está en el frontis del penal, "para que generen ingresos que ayuden una vez que egresen del sistema", aclara. Esta presentación sería el "puntapié inicial", como califica el capitán, para una exhibición hacia la comunidad, la cual se realizaría en las próximas semanas, buscando que la gente conozca las políticas de reinserción de Gendarmería y que los mismos vecinos puedan aportar con materiales o capacitación hacia los reclusos.
"La idea es que la población penal siga con este oficio en el medio libre".
Carlos Olavarría,, alcaide del Centro de Detención Preventiva de Castro.
5,5 horas al día está abierta la sala de ventas del penal, ubicada en el frontis del recinto.