La nueva vida de un ancuditano gracias a un trasplante de riñón
El isleño fue intervenido el 8 de julio de este año y estuvo cerca de tres meses hospitalizado en Valdivia antes de su alta. Todo un hito para la Unidad de Hemodiálisis del Hospital San Carlos de Ancud.
La vida de las personas que deben dializarse no es fácil, ya que están en constante tratamiento, en un proceso de soporte vital que limpia los productos de desecho de la sangre, elimina el exceso de líquidos y controla la química del cuerpo cuando los riñones de una persona fallan.
Por lo general, los pacientes que reciben diálisis requieren de un tratamiento continuo a menos que reciban un trasplante de riñón; pero lograr esto último resulta muy difícil, aunque no es imposible.
Los milagros existen y bien lo sabe el ancuditano José Enrique Pailañir Pérez (52), quien luego de 12 años de dializarse en el Hospital San Carlos de Ancud, recibió un riñón de un donante fallecido y fue intervenido, debiendo sortear todos los procesos médicos y administrativos.
Desde entonces su recuperación ha sido satisfactoria y ya no debe someterse al tradicional y molesto tratamiento.
La historia de este chilote se remonta años atrás, cuando lamentablemente sufrió un accidente y perdió uno de sus riñones, lo que le cambió la vida para siempre. Para colmo de males, su segundo órgano también presentó problemas, razón por la cual comenzó un largo camino de diálisis que terminó de buena manera con la operación que le mejoró su existencia.
"Por doce años estuve con las máquinas, la rutina era demasiada fuerte. No había más que hacer en ese momento, no había posibilidades de buscar trabajo, porque nadie me iba a recibir. De repente, uno salía mal de la diálisis también", relata Pailañir.
Sin embargo, esa tristeza y dolor no fueron eternos. Este invierno recibió la noticia que tanto esperaba: una llamada urgente le conminaba a dializarse de inmediato, para luego viajar a Valdivia ante la ocurrencia de un donante fallecido, cuyo riñón resultaba compatible con su organismo y prácticamente se le aseguraba la cirugía en la ciudad del Calle Calle. "Casi no creí cuando me llamaron para el trasplante, pensé que era una broma, fue una sorpresa tremenda", sostiene.
Emoción
"Sucedió como tenía que suceder algún día, todo fue muy rápido. Llegué a Valdivia cerca de las 11 y media de la noche y de inmediato me llevaron a pabellón, los doctores me esperaban, me dieron a conocer los detalles y como a las 3 de la mañana salí de la operación", consigna el ancuditano.
Suma el ahora expaciente de la Unidad de Hemodiálisis del San Carlos que "estaba en la UCI cuando desperté, ya estaba orinando, fue una tremenda alegría, emoción, no hallaba qué hacer. Se agradece montones la hospitalidad de Valdivia, de todos sus funcionarios, fue tan emocionante que es difícil de explicar. Después de 12 años de diálisis, es complicado llevar una vida normal".
El isleño agradece principalmente a quienes le acompañaron todo el tiempo para su recuperación: su familia y en especial a los funcionarios de salud.
"Esto es una familia que se forma, porque nos vemos día por medio, a veces debíamos venir todos los días, el calor de hogar que hay en este hospital no lo cambio por nada. He andado por varios hospitales del sur y lo que hay acá no lo he encontrado en ninguna parte", recalca.
Según explica la enfermera jefa de la Unidad de Hemodiálisis de Ancud, Melissa Ortiz, llegar hasta esa instancia no fue un camino fácil, porque para que un paciente pueda recibir un trasplante debe someterse a un proceso largo ingresando a un programa de pretrasplante, en el que es evaluado por un nefrólogo, quien determina si la persona está apta o no para el procedimiento.
"Paralelamente, viene un sinnúmero de exámenes y revisiones de varios especialistas, quienes deciden finalmente la posibilidad de trasplante. Esta primera fase previa a la intervención propiamente tal se ejecuta en Puerto Montt, donde se realiza la llamada 'seroteca'; mientras que es Valdivia el hospital donde se procura el órgano y se efectúa la intervención", acota.
Especifica la profesional que "don José estuvo 12 años en Hemodiálisis. Cuando nos llamaron nos sentimos muy orgullosos de él, por la paciencia que tuvo para permanecer en el programa y hacerse todos sus exámenes. Fue una gran emoción para el equipo de diálisis, porque es el primer paciente de nuestra unidad que se trasplanta".
Ortiz confía en que, con el tiempo, sean más los usuarios de su servicio los que puedan ingresar al programa de pretrasplante, pues actualmente hay cinco personas esperando que haya un órgano disponible. "Ojalá que en un futuro próximo Castro se una al procuramiento de órganos, lo que nos dará más facilidades para que pacientes de Chiloé tengan su nuevo órgano. Así, este quedaría en Chiloé y no tendría que irse al pull nacional de inmediato", explica.
directora
Por su parte, la directora (s) del Hospital de Ancud, Huguette Urbina, expresa su alegría por el exitoso resultado de esta gestión y que una persona que se dializaba tenga la posibilidad de acceder a un trasplante, lo que significa un cambio de vida trascendental.
"Por lo tanto, es una felicidad enorme para todos quienes trabajamos en este hospital. Hay muchos exámenes que nosotros hacemos para darle facilidades a los pacientes y no tengan que viajar constantemente por uno u otro examen, donde pierden tiempo y dinero", argumenta.
Acota que se dio un salto como institución de salud al postular para que la canasta de pretrasplante se desarrolle en Ancud, cuyo objetivo es acercarse más a las necesidades de los pacientes y así estos no tendrían que viajar.
"Ahora no tenemos todos esos exámenes, pero hemos decidido que los vamos a comprar para poder otorgárselos. Es un proceso que está en etapa de autorización por el Fonasa, ya se hizo la presentación y esperamos que se nos apruebe", adelantó la profesional.
Donación
La importancia de ser donante de órganos cada día es más necesaria, siendo la diferencia entre vivir y morir para cientos de chilenos.
"En el caso de nuestros pacientes que se dializan, ellos tienen que someterse tres veces por semana y, de verdad, esto les cambia su calidad de vida. El llamado siempre es a la donación voluntaria y las familias respeten las decisiones que las personas han tomado en vida. Una persona puede extender su vida en otros", reflexiona. Urbina
José Paiñalir también exhorta a ser donante, incluyendo que las familias cumplan los deseos de quienes decidieron que sus órganos sirvan a otros una vez fallecidos. "Hay que sensibilizar a la comunidad en esto, para que sean donantes. Que respeten los derechos de ellos, porque a veces los familiares no respetan y así ayudan a otras personas a vivir y a tener una mejor calidad de vida. Ojalá esto pueda mantenerse y aumentar", concluye.
"Cuando desperté ya estaba orinando, fue una tremenda alegría".
José Pailañir,, paciente que recibió un riñón."
"Es una felicidad enorme para todos quienes trabajamos en este hospital".
Hugette Urbina,
directora del Hospital, San Carlos de Ancud."
5 pacientes que se dializan en Ancud están a la espera de un trasplante.