La Pascua de Negros: la fiesta que reúne a los tiraneños en enero
Cada 6 de enero en el pueblo de la Pampa del Tamarugal los nortinos mantienen una tradición de celebrar al Niño Jesús con ritos y bailes de pastores.
El 16 de enero es el día en que los habitantes de La Tirana, Región de Tarapacá, que viven en la ciudad vuelven al pueblo, ubicado a 67 kilómetros de Iquique, en la pampa del Tamarugal, lugar donde crecieron y donde la fiesta de Epifanía, Pascua de los Negros o de Reyes es considerada la segunda más importante del año, después de la de 16 de julio, cuando celebran a la Virgen del Carmen.
Desde los primeros días del año comienzan a llegar los tiraneños a su pueblo, acompañados de las imágenes del niño Jesús para continuar con las tradiciones que heredaron de sus antepasados, sumado a los feligreses que con el paso del tiempo hicieron suya esta tradición.
Son más de 10 mil personas que asisten a la fiesta, una de ellas es Gilda Soto, quien recuerda que desde niña acompañaba a sus padres para celebrar la Pascua de los Negros en La Tirana.
"Mucha gente llega con sus imágenes del niño y la dejan en un espacio que le llamamos 'sala cuna', que se adapta en la capilla lateral del santuario y los peregrinos llegan desde diferentes ciudades del norte y las van dejando desde el 4 de enero para que sean bendecidas", explica Gilda, quien además comentó que las imágenes son retiradas antes de la procesión del 6 de enero, en la que recorren las calles del pueblo.
El sociólogo iquiqueño Bernardo Guerrero asevera que el ambiente que se crea para esta celebración y la forma en que los peregrinos y tiraneños es más familiar.
"La gente se nota muy hospitalaria, son las familias quienes en esta fiesta abren las puertas de sus casas para recibir a los bailes religiosos, diseñan laboriosamente un pesebre que se inspira en el de Belén, pero recibe los aportes propios de la cultura local", expone.
Según Guerrero, los animales de la región son sus principales protagonistas: llamas, corderos, gallinas, conejos, ramas de árboles de la zona y objetos nativos, "utilizan también luces navideñas, la casa se convierte en un pequeño templo, donde los bailes entran para rendir homenaje al Niño Jesús".
Origen
Lorenzo Delmont, oriundo de La Tirana y director de la primera comparsa de "lakitas" (grupo musical conformado por cuatro tipos de instrumentos musicales: sicus, bombo, tambor y platillos) que se formó en el pueblo, reveló que esta es una tradición que se originó desde el siglo XVIII, período cuando los esclavos proveniente de África llegaron a trabajar la plata extraída de Huantajaya.
"Aquí había esclavitud, tanto de esclavos negros que traían desde África como la gente andina que no vivía acá, sino que llegaban desde otros pueblos del interior y se mezclaron. A ellos el 6 de enero le daban libre y ese era el día en que celebraban la Navidad, aprovechando que se celebraba la Epifanía del Señor o Pascua de Reyes", detalla.
Comenta que a mediados del siglo XIX la gente de ese lugar se fue a las salitreras y son ellos los que continuaron con la celebración que posteriormente también se conoció como la Pascua de los Negros.
"Cambian del rubro minero al pastoreo de animales, por eso el nombre de los bailes pastores, también influenciados por las caravanas troperas que transitaban esta zona", acota el tiraneño.
Bailes pastores
Actualmente son alrededor de 15 bailes de pastores que participan en la celebración de La Tirana en enero; de ellos, tres se formaron en el pueblo y mantienen distintos rituales que son respetados por los pastores que llegan desde la ciudad.
"El baile de don Nemesio Loayza es el más antiguo del que se tiene registro, tiene una fecha de refundación desde el 24 de enero de 1900. En la década del '70 se separó una parte de ese baile y se formó el baile indios pastores de la familia Choque (...) y en la década de los 80' se forma el tercer baile, que es el de la abuela Elvira Morales", precisa Delmont.
Uno de los bailarines que pertenece al tercer baile más antiguo de pastores de La Tirana es Germán Lamas, quien desde hace 18 años sintió el llamado para sumarse a las filas del baile de la abuela Elvira.
"Empecé esta linda experiencia porque siempre veía en los brazos de la Virgen María al Niño Dios y me vi en la necesidad de bailarle. La Tirana es un pueblo mágico que te llena de fe, de amor y ahí me cobijé en el Emanuelito, es por eso que allá se les canta a todos los nacimientos", confiesa.
El emocionado bailarín comenta que los bailes más antiguos de esta fiesta son los que recorren las parcelas y casas en donde tengan preparado un pesebre. "Nuestro baile zapatea al cantar en los nacimientos. Mi intención es quedarme hasta que los pies o las rodillas no me den más", asegura.
Momentos de la fiesta
La Pascua de Negros comienza con la entrada de los alférez, que son las personas o familias que asumen la organización de la fiesta, quienes van a buscar al sacerdote para invitarlo a ser parte de la ceremonia. Luego, el día 5 de enero es la "entrada de ceras y flores", rito que anuncia el comienzo de la celebración.
La noche de ese día los tiraneños y bailarines de pastores hacen la vigilia del 6 de enero y cuando el reloj marca las 0 horas, el alférez llama a los invitados a compartir un chocolate y dulces en la plaza del pueblo.
"Se ha retomado una tradición que es el Toro con fuegos artificiales que justo a las 12 de la noche, antiguamente salía a rondar. Es una sátira a los españoles que se dejó de hacer por un tiempo, pero ahora se retomó por iniciativa de la familia López Oyanadel", relata Lorenzo Delmont.
Este día, a partir de las 11 de la mañana parte la procesión del Niño Jesús, momento en que los feligreses acompañan su paso mientras en sus brazos llevan sus imágenes en canastos y cunas improvisadas.
En el recorrido la gente les va dejando dulces y pequeños regalos a cada "Emanuelito" que avanza en la procesión.
Luego, a las 16 horas es el rito que se conoce como la "adoración", en el que los tres bailes se presentan ante la imagen por orden de antigüedad, para luego iniciar las "cacharpayas", momento que suenan los cohetes y petardos, anunciando que la fiesta ha finalizado.
Sobre esta parte de la festividad, Germán Lamas detalla que en la adoración reparten panes de anís o dulces que se le entregan a los niños Dios en un momento de silencio, "después cantamos. Para mí es muy emotivo, al igual que la cacharpaya, un momento difícil porque se termina la fiesta y uno rompe en emoción al saber que le cumpliste al Niño Dios".
Cuando termina la cacharpaya, se devuelve al Niño Dios al pesebre y de ahí recién los bailes del pueblo comienzan a visitar otros pesebres de las casas, no antes.
En ese momento se les pide a los bailes que vienen de afuera a que se respete eso y que no bailen alrededor del pueblo cuando se va la procesión porque es un momento solemne, tanto para los pastores como para la gente del pueblo. "Por eso muchos tiraneños dicen que esta es la verdadera fiesta de La Tirana", asegura Delmont.
El músico de la comparsa de lakitas agrega que es en esta fecha cuando vuelven a encontrarse con los que se han ido a vivir a la ciudad, lo que define como un momento de comunión.
"No así en julio que estamos más convulsionados, pero en esta fiesta nos encontramos en el parabién, compartimos la chicha y las peritas de pascua", manifiesta.
Hasta el 7 de enero continúa la mayoría de los bailes en el pueblo de la comuna de Pozo Almonte, una vez que terminan de visitar todos los pesebres a los que son invitados.
"Mucha gente llega con sus imágenes del niño y la dejan en un espacio que le llamamos 'sala cuna', que se adapta en la capilla lateral del santuario".
Gilda Soto, asiste a la Pascua de negros en La Tirana."