Ley Dominga: Más humanidad en el sistema de salud
Pocos dolores en la vida pueden compararse con la pérdida de un hijo. Como padre, no soy capaz de imaginar lo devastador que son estos episodios, seguramente provoca un daño irreparable en el que no solo está la perdida de una vida, también hay sueños, esperanza y familia.
Como si no bastara con este terrible sufrimiento, los padres deben enfrentar un sistema de salud que no está preparado y no tiene la sensibilidad necesaria para acompañar y sobrellevar el delicado momento. Es así como nace la Ley Dominga que recientemente fue aprobada en el Senado y cuyo objetivo es que las entidades de salud cuenten con un protocolo universal en caso de muerte perinatal o gestacional, con un manejo clínico y emocional acorde al dolor que sienten los padres.
Esta sentida iniciativa también se hace cargo de entregar plazos dignos en cuanto al descanso laboral para que la familia pueda tener un duelo apropiado y afrontar con un poco más de dignidad este lamentable escenario, pasando de 7 a 10 días de permiso pagado.
Sabemos que hay vida aun antes del nacimiento, lo sentimos y lo vivimos. Reconocer esto más allá de las ideologías nos acerca desde lo más profundo y nos hace más humanos a todos. Legislar este tema llena el alma y nos invita a reflexionar y colocarnos en el lugar de quienes no tuvieron la fortuna de ver nacer a sus hijos. Por eso valoramos muy especialmente la aprobación de la Ley Dominga, que esperamos, estén acompañadas de recursos y medios que permitan entregar la ayuda y la contención adecuada.
Es fundamental que en medio de todo el cambio cultural que estamos viviendo, y más aún en tiempos de pandemia, podamos avanzar en iniciativas que entregan humanidad y dignidad a las personas. Lo mínimo es que quien acaba de sufrir la pérdida de un hijo tenga acceso a prestaciones de salud mental y la contención necesaria que implica un episodio tan traumático como este.