Pandemia y salud de la mujer
Era de esperar que la pandemia impactase la salud de los chilenos. Es conocido que las situaciones de desastre afectan los servicios de salud, no tan solo por el estrés y desvío de recursos económicos que implica la atención de los contagios, sino por la interrupción en controles preventivos o de tratamiento de otras enfermedades.
En el área de la salud reproductiva y de género la priorización de la pandemia ha sido en desmedro de un acceso reducido a los servicios de planificación familiar, así como la detección o pesquisa oportuna de algunos cánceres ginecológicos. Cabe señalar que en Chile los servicios de salud preventiva ya habían sido afectados previamente a la pandemia, producto de la crisis social vivida el 2019.
El Colegio Médico de Chile hace un año señaló que en julio 2020 ya había 216.972 exámenes de papanicolao (PAP) menos comparado al año anterior, lo que estimó alrededor de 2.200 mujeres con lesiones preinvasoras de cuello uterino sin ser pesquisadas. A eso, se le deben sumar todas aquellas atenciones de salud curativa en el ámbito de los cánceres de la mujer.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que son las mujeres las más vulnerables en el ámbito laboral posterior a un desastre, situación que ha sido constatada en nuestro país. Si a ello le sumamos el desmedro en las prestaciones de salud, el futuro resulta desafiante para los equipos de salud: nuevas estrategias de pesquisa, optimización de recursos y, por sobre todo, no bajar las manos frente, ahora, a los efectos a largo plazo de la pandemia.