A los 88 años murió el agricultor y hombre de negocios Enrique Andrade
Conocido vecino de Castro era el accionista principal del céntrico edificio Alonso de Ercilla.
Redacción
Vestía siempre de traje y generalmente con sombrero, además de usar lentes. El vecino Enrique Segundo Andrade Díaz, un hombre de origen humilde conocido por amasar una fortuna a lo largo de décadas, falleció el fin de semana en la capital provincial.
Si bien desde enero se sabía que su deficiencia cardiaca tenía órganos comprometidos, además de padecer diabetes y una hernia umbilical, su salud se vio más comprometida con una neumonía que comenzó a experimentar la semana pasada.
Oriundo de Piruquina, el 17 de julio último cumplió 88 años, tiempo en que fue conocido como 'El Huaso Popular'. Dejó a su viuda de 79 años, dos hijos -una hija falleció años antes por cáncer-, cuatro nietos y dos bisnietos.
Nacido en el seno de una familia muy pobre, ante la temprana muerte de su padre debió contribuir económicamente a su hogar como el mayor de 9 hermanos, todos con problemas coronarios. "Debe haber llegado a lo que conocemos hoy como sexto básico en la escuelita de Ten Ten", revela su hijo Enrique Andrade.
Andrade Díaz partió desde muy joven a trabajar a la Región de Aysén y también lo hizo en Argentina. En la primera zona desarrolló labores ganaderas ("nos contaba que comía el alimento de los mismos chanchos y soportaba 15 grados bajo cero", menciona su descendiente") y en la segunda se desempeñó en la minería de carbón de Río Turbio.
De vuelta a la Isla, trabajó llevando en su camión productos como papas, semillas y madera a distintas partes del país, regresando con otros que revendía. Su centro de operaciones era Llau Llao, desde donde también comercializaba vino y lo distribuía por la zona.
Con el tiempo, fruto del esfuerzo y el ahorro, invirtió en propiedades y la compra de animales. Llegó a ser el principal accionista del céntrico edificio Alonso de Ercilla, que mira a la Plaza de Armas de Castro, con más de 20 espacios suyos entre locales y departamentos. A su muerte, también poseía la propiedad de Llau Llao, un predio en Pastahué y otros departamentos en Castro Alto. Ya no se dedicaba a la cría y comercialización de ganado.
"El sábado como a las 23.15 comenzó a apagarse y ya a las 23.30 falleció; el lunes fue su misa en la parroquia Sagrado Corazón", sumó el hijo, revelando que su padre hace tres décadas dejó listo en acuerdo notarial el trámite con la funeraria, siendo sepultado en el mausoleo de la familia en el camposanto municipal.
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