Evalúan lecciones aprendidas por la gran crisis de la marea roja a 8 años del Mayo Chiloé
La enorme afectación económica y el bloqueo prácticamente total de 18 días del Archipiélago en el 2016 son recordados desde distintos frentes por quienes analizan qué se logró y qué quedó pendiente sobre las demandas isleñas.
Mayo del año 2016 marcó el punto más álgido de una crisis sanitaria y también económica que se venía arrastrando por algunos meses en Chiloé, derivando a lo social y la comunidad en general. Barricadas, protestas y el bloqueo de los principales accesos fueron la respuesta desesperada de la población, principalmente de la pesca artesanal, frente a un fenómeno que devastó su tranquilidad y bolsillo: la marea roja.
A ocho años de los desastrosos acontecimientos y la posterior manifestación social de parte de Chiloé, acusando un abandono histórico del Estado a la zona, algunos de quienes estuvieron presentes durante aquel entonces coinciden en que fue poco en lo que se avanzó respecto a las demandas planteadas, mientras que otros tienen una mirada más positiva.
Haciendo un poco de historia, la irrupción de marea roja fue primero con el veneno amnésico en enero, y después con el paralizante de los mariscos desde febrero de ese año, oscilante y retomando su fuerza en abril y mayo, llegando hasta las costas del norte de Chiloé y después a las provincias de Llanquihue y Osorno e inclusive la Región de Los Ríos. El fenómeno fue dejando a miles de pescadores artesanales sin fuente de trabajo.
Sin embargo, la situación fue agarrando otros ribetes y, a juicio de los hombres y mujeres de mar, no solo se trataba de floraciones nocivas, un evento conocido en la zona sur del país y que cada cierto tiempo se deja ver.
La salmonicultura sufrió más de 800 millones de dólares en pérdidas a fines de febrero y principios de marzo con la FAN de un fitoplancton, matando más de 40 mil toneladas de peces. Unas 4.500 toneladas de esos ejemplares en descomposición fueron vertidas frente a costas de Ancud por un grupo de empresas.
La molestia de los pescadores fue más allá cuando se enteraron que dicha acción fue autorizada por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y la Armada. Lo ocurrido tuvo lugar entre los días 12 y 25 de marzo de aquel año; para las comunidades este habría sido el detonante del fenómeno de marea roja por gran parte de la región, si bien la mayor presencia de la toxina paralizante aconteció en abril y mayo.
Precisamente en el quinto mes del año ocurrieron las movilizaciones que quedaron marcadas por siempre en la historia del Archipiélago, convirtiéndose en el estallido social más grande ocurrido en esta parte del país en siglos. Historiadores e investigadores solo lo comparan con el levantamiento indígena de 1712.
18 días
En medio del desastre ambiental, social y económico, con miles de familias sin poder trabajar, los bloqueos comenzaron aquel 2 de mayo, llegando rápidamente con las horas y días a estar complementamente aislado Chiloé del resto del país. Las 10 comunas se vieron afectadas y la última en bajar la movilización fue Ancud, el 19 de ese mes.
Entonces distintas agrupaciones de pescadores, buzos mariscadores, algueros y toda persona que laboraba con extracción de recursos marinos decidieron levantar un petitorio con demandas para que el gobierno de la época liderado por Michelle Bachelet pudiera aceptar. La lista de los artesanales incluyó la inyección de fondos para la implementación de proyectos de absorción de mano de obra, además de que todos los beneficios se entregaran directamente a las organizaciones sociales. Eso sí, en abril el Ejecutivo había declarado Zona de Catástrofe por la marea roja.
La crisis post desastre ambiental multiplicó la tasa de desempleo en la zona. Para enfrentar ese escenario, el Gobierno y los dirigentes artesanales proyectaban una serie de iniciativas para impulsar la reconversión laboral. ¿Cuánto de aquello se cumplió?, ¿cuál es la evaluación que se hace luego de casi una década?
Pablo Oyarzo, otrora presidente de la Mesa Marea Roja Ancud, uno de los que estuvo visible durante gran parte del desarrollo de la movilización, comentó al respecto que "de mi parte creo que si pensamos bien, el propósito del paro que se hizo el 2016 era poder conseguir algo de dinero para las familias, para poder subsistir mientras la marea roja continuaba, no era otro el objetivo. Creo que los compromisos que se hicieron ese tiempo se cumplieron hasta ese momento, que era justamente conseguir los bonos, conseguir trabajo, los PMU (Programa de Mejoramiento Urbano), los FRIL (Fondo Regional de Iniciativa Local)".
Añadió la fuente que "hubo otras expectativas de algunos dirigentes que decían que se podía conseguir otras cosas, pero el propósito era ese hasta ese momento".
No obstante, el isleño enfatizó en que "en ese momento solicitamos varias peticiones de abrir los registros pesqueros para que las personas que no que tienen su licencia de pescador artesanal puedan tener especies para poder sacar e imprimir la cartola de captura de pesca. Eso no se ha hecho hasta el momento, no se ha logrado, era una de las cosas importantes".
prevenir
Desde el sur de la provincia, Marcos Salas, presidente del Sindicato N°1 de Pescadores Artesanales del Muelle de Quellón, recalcó que a nivel comunal el trabajo no se ha detenido desde aquel 2016, fundamentalmente en la disposición para prevenir algún episodio de similares características.
"Nosotros seguimos trabajando hasta la fecha de hoy con Salud en lo que es el programa prevención de marea roja, con la mesa marea roja que tenemos en Quellón. Nosotros, aparte del movimiento social del 2016, formamos la mesa de fiscalización de los wellboats que son los (navíos) que traen los peces de Aysén hacia la Décima Región, y también tenemos un control sobre el tema de la fiscalización en el traspaso de todos sus barcos acá en la región, por lo tanto, no hemos dejado de trabajar en ese aspecto hasta el día de hoy".
El dirigente enunció que "tenemos hartos años que no hemos tenido floración algal en Quellón, hemos trabajado tranquilos, hemos tenido sí embarcaciones de la pesca artesanal que nos han traído marea roja y hemos tenido la situación del niño que falleció en Calbuco (envenenado con el VPM), que es una situación súper grave y que estamos pidiendo a los diputados que la ley salga ya pronto en el tema, para que las penas sean bastante duras a la gente que trae marea roja".
Asimismo, adicionó que "esa pega la seguimos haciendo con Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura), la Subsecretaría de Pesca (Subpesca), con todos los actores y, obviamente, estamos en el año con Salud haciendo la pega acá en Quellón, por lo menos en el monitoreo de marea roja en los territorios. Ahora, otros temas con respecto a pega del Gobierno, planes de mitigación para poder evacuar cualquier cosa que pueda existir respecto a la marea roja, no se ha hecho, no se ha hecho una planificación".
"Se quedó al debe"
Por su parte, Juan Carlos Luna, dirigente machero y werkén de las comunidades indígenas de la Mesa Territorial de la Cuenca del Lago Huillinco-Cucao, fue claro al señalar que los acuerdos establecidos no estuvieron a la altura de lo acontecido. "Han transcurrido 8 años, para nosotros fue algo muy complejo, negativo para el sector pesquero de la costa Pacífico de Cucao, se nos murió el 70% del producto en el cual trabajamos. Hoy día estamos sin pega en el área de manejo con las machas y respecto al cumplimiento de las promesas que llegaron ese tiempo, no ha sido mucho lo que se ha avanzado".
Según el representante de la comuna de Chonchi, "si bien hoy día hemos retomado conversaciones con el Gobierno a través de una mesa territorial que tenemos acá con la comunidad indígena, yo creo que se quedó al debe de los compromisos que se dijeron en aquel momento".
Una de las interrogantes que rondó el debate mediático durante y después del recordado Mayo Chilote fue la relación entre las toneladas de mortandad de salmones con la aparición de la marea roja. Literalmente una marea de dudas se originó por lo acontecido. Desde la óptica ambientalista, Juan Carlos Viveros, del Movimiento Defendamos Chiloé, sostuvo que aquella fue "la rebelión histórica de los últimos 100 años del Archipiélago. Nostalgia de recordar ese momento en que tuvimos todo para lograr enormes avances para el Archipiélago y por egoísmo de unos pocos perdimos la oportunidad. Impresionado que a 8 años del crimen ambiental salmonero más grande conocido nunca hayan habido sanciones a los culpables, a pesar que la Corte Suprema declaró ilegal el vertimiento de salmones en costas de Ancud. Chiloé no olvida".
Referente a políticas públicas que permitan a futuro evitar que un hecho de semejante magnitud se pudiera repetir, Estefanía González, coordinadora de océanos de Greenpeace Chile, dijo que "es bastante claro que a las autoridades se les olvidó lo que pasó en la Región de Los Lagos y en Chiloé particularmente el año 2016".
"Tanto la industria como el Estado fueron incapaces de poder gestionar una crisis que se podía haber evitado con precaución. Vemos que la industria de la salmonicultura sigue expandiéndose sin ningún tipo de control. Continúa teniendo desastres ambientales de manera permanente y no deberíamos tener que esperar a un nuevo Mayo Chilote, a un nuevo desastre para poder tomar cartas en el asunto", sumó la representante de la entidad que constató la muerte de fauna acuática en playas chilotas en aquellos tiempos.
"antes y después
En el ámbito parlamentario, el senador Fidel Espinoza (PS), otrora diputado por aquellos años, argumentó que "esta fue una crisis que marcó un antes y un después en el tema de la marea roja que afectó a miles y miles de pescadores artesanales, por lo tanto, tuvo efectos muy importantes para una concientización mucho más profunda respecto a los temas de contaminación y en la forma que hay que defender a Chiloé, en los factores externos que han provocado en ese entonces -en el 2016- una crisis económica de enorme envergadura".
Adjuntó el parlamentario que "desde ese punto de vista yo creo que ha sido importante, como efecto principal de esa crisis, el reconocimiento del Estado, entre otras materias, a la recolectoras de orilla, a las miles de mujeres recolectoras de orilla y hombres que no estaban reconocidos por el Estado y que recibieron apoyo a pesar de la resistencia inicial del ministro de Economía, que solo quería apoyar a quienes formaban parte del Registro Pesquero Artesanal (RPA)".
Estudios
El Ministerio de Economía, Fomento y Turismo convocó a través de la Academia de Ciencias de Chile a un comité científico independiente para evaluar y esclarecer el desastre ambiental. El 25 de mayo de 2016 zarpó desde la ciudad de Talcahuano el buque AGS-61 Cabo de Hornos, en una expedición oceanográfica diseñada y ejecutada por miembros de dicho grupo con el apoyo de diversos centros de investigación del país, para realizar el estudio prospectivo del evento de la marea roja.
En este aspecto y tras once semanas de investigación de la marea roja, la instancia presentó a la secretaría de Estado un informe de avance en que se sostuvo que el vertimiento de los restos de salmones muertos por el bloom algal no fue agente causal del veneno paralizante de los mariscos (VPM).
No obstante, un posterior estudio, esta vez elaborado por físicos y oceanógrafos franceses y chilenos, publicado en la revista científica Marine Pollution Bulletin, aseguró que "el vertimiento bien podría haber jugado un papel potenciador para la marea roja".
"El propósito del paro que se hizo el 2016 era poder conseguir algo de dinero para las familias, para poder subsistir mientras la marea roja continuaba, no era otro el objetivo".
Pablo Oyarzo, expresidente, de la Mesa Marea Roja Ancud.