Leo Riquelme
La muerte de Diego Armando Maradona tomó ayer un nuevo cariz, luego que la justicia argentina autorizara el allanamiento de la vivienda y la consulta de su médico de cabecera, Leopoldo Luque, y visara el inicio de una investigación por presunto homicidio culposo, por una eventual mala práctica en el tratamiento que recibió.
La diligencia la autorizó el juez de garantías, Orlando Díaz, y se concretó a requerimiento de la fiscalía, a cargo de Laura Capra.
"No sé qué están buscando... a un culpable (...) Con Diego se hizo lo mejor", dijo Duque entre lágrimas en una entrevista.
La autopsia practicada el miércoles a Maradona reveló que no hubo intervención de terceros en el deceso, pero esta nueva arista surgió ante unas declaraciones de las hijas del campeón del Mundo en México 1986. En ellas revelaron que el tratamiento que recibió el extécnico de Gimnasia y Esgrima no se condecía con el que fue dado de alta a inicios de noviembre, cuando fue operado de un hematoma en la cabeza.
Según la familia del astro, los tratantes de la clínica Olivos aceptaron que el post operatorio lo hiciera en su casa pero con exigencias como que hubiera siempre una ambulancia en su casa y tuviera enfermeros las 24 horas. Ninguna se cumplió y la enfermera que estaba con él cuando se descubrió su deceso aseguró este fin de semana a Clarín que la empresa para que trabajaba la obligó a mentir, pues a las 7.30 horas de ese día no la dejaron entrar a su habitación, pues le pidieron que dejara dormir al paciente.
En el allanamiento de ayer los funcionarios se llevaron la ficha clínica del "10".
