columna
Convención: anhelos y esperanzas
En un mes aproximadamente iniciaremos quizás uno de los caminos más desafiantes e inmensamente relevantes que nuestra patria haya experimentado en el último tiempo. La redacción de una nueva carta política, actividad que resulta ser un espacio en que la colaboración, el respeto, la fraternidad y las deliberaciones colectivas, debiera expresar el sentir del pueblo que se manifestó el fin de semana pasado; de no ser así, nos encontraríamos en un escenario muy complejo que no nos quisiéramos imaginar.
El desafío de la hora presente está en las manos de las y los integrantes de la convención en términos tales de construir los necesarios vasos comunicantes con la comunidad y así mantener una interlocución que permita obtener datos de la realidad de manera ágil, fidedigna y representativa, en torno a cuestiones importantes que la Constitución debe contener y que son de gran relevancia para el desenvolvimiento de la comunidad.
La conformación de la convención permite augurar que existirá de parte de sus integrantes un real interés por mantener un permanente y fluido flujo de información con las comunidades que representan. El hecho que esté conformada por un alto número de mujeres resulta ser un elemento significativo y valorable, que incluso desde los escenarios internacionales ha sido muy destacado. La integración de personas representantes de nuestros pueblos originarios es otra característica que le aporta legitimidad a las resoluciones que se adopten en la configuración de nuestra carta política.
Resulta interesante también constatar el alto número de integrantes pertenecientes a grupos etarios jóvenes, lo que permite presumir una mirada más fresca que signifique un vigorizante existencial en la conformación normativa. En fin, como un hecho curioso, podríamos resaltar que un gran número de sus miembros sean abogados(as), circunstancia que podría hacernos pensar que su aporte será significativo; eso esperamos.
Otro interesante punto lo constituye la alta presencia de convencionales electos(as) que no tienen filiación con estructuras partidarias, cuestión que merece una reflexión profunda y que viene a confirmar en los hechos, de manera palmaria, el ocaso de ciertas prácticas de algún sector de la política que se alejaron de las personas y sus realidades, lo que redundó en una desafección recíproca entre el pueblo y la actividad política. Circunstancia que es del todo preocupante, pues es muy necesario contar con vehículos que generen un tránsito de las necesidades y pareceres de la comunidad con quienes detentan el poder.
Mario Madrid Mcinnes, docente de la carrera Derecho, Universidad Santo Tomás Puerto Montt