Las estadísticas, aquellas a las cuales son muy asiduos los dirigentes del fútbol, en algunos casos son acomodaticias y no reflejan necesariamente una realidad verdadera, porque se comparan según sea la intención del usuario, las que a veces llegan a desinformar, voluntaria o involuntariamente.
En otras oportunidades, las estadísticas sí reflejan fielmente el estado del arte en diferentes ámbitos y nuestro balompié, el deporte rey como otros le llaman o el deporte pasión de multitudes como les gusta a muchos, me parece que, a pesar de lastimeros comentarios, está encajando fidedignamente en los números actuales.
El fútbol chileno no escapa a esta tónica y a veces se distorsiona la realidad o se hace creer que el nivel en que nos encontramos es fenomenal. Existe un organismo, la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol, que se encarga de jerarquizar las diferentes competencias futbolísticas a nivel mundial y también sudamericano.
Las últimas comparaciones realizadas por esta federación internacional posicionan a nuestro campeonato como el tercero peor de Sudamérica, superando solamente a Venezuela y a Bolivia.
Usted podrá estar de acuerdo o no, pero hay una realidad innegable: nuestro fútbol ha tenido un descenso notable de un par de años a esta parte y que se nota en diferentes aspectos. Por de pronto en organización, en estadios adecuados, en control de asistencia, en contratación de jugadores y de "figuras" que aporten al espectáculo.
Las causas son múltiples y van desde la ineptitud rectora de Quilín, pasando por la inerte acción de Estadio Seguro, sumado a los presidentes de algunos clubes, muchos de ellos dueños de las instituciones, las sociedades anónimas, los empresarios y la calidad del nivel que se aprecia semana a semana. Súmele a ello, los resultados que se han obtenido en los últimos tiempos y que no dejan contento ni al más escéptico de los aficionados al tablón.
Las estadísticas pueden en ocasiones confundir: los gráficos a veces no se interpretan adecuadamente y cambian la realidad; las barras, por coloridas que sean en oportunidades, no se decodifican adecuadamente, pero los números de la calculadora no mienten, la ambición de personeros ligados al fútbol se nota ostensiblemente y los liderazgos positivos son cada vez más escasos. Debido a ello, es que usted no se debe confundir: el fútbol chileno en la actualidad está en la parte baja de la tabla de posiciones y si no hay cambios sustanciales, bajará irremediablemente a segunda división.